Luis Verdina

Luis Verdina – Noviembre 1956

MI HISTORIA DE VIDA EN 1RA PERSONA

El documento de identidad reza que me llamo Luis Verdina, que nací el 26/11/56 a las 20.30 horas en la Clínica Privada del “honorable” Doctor Walter Liljeström, en la localidad de San Pedro, Pcia de Bs As sita en la calle Mitre de la mencionada ciudad. Pero nada de eso es cierto. Yo nací en el barrio de Villa Devoto. Mi madre de crianza me dijo que había nacido los primeros días del mes, que cuando me trajeron tenía alrededor de 20 días de vida. O sea que pude haber nacido entre el 1 y el 10 de noviembre, igualmente sigue siendo una incertidumbre, incertidumbre la fecha precisa de mi nacimiento. 
Los hechos: Amelia Castro de Abalo era una partera que tenía su consultorio en la calle Concordia 3853 del barrio de Villa Devoto entre los años 50 y 60, seguramente trabajaría también en algún hospital de esa jurisdicción. Según mi madre de crianza , y lo poco que pudo aportar como información fue que mi madre biológica era muy joven , entre 17 y 20 años, que era alemana, o descendiente de alemanes y mi padre lo era también de la misma colectividad. Esto puede ser cierto considerando que me realicé hace unos años un análisis de ADN con un supuesto hermano pero que dio negativo, no obstante el estudio arrojó que mi etnia es de origen germánico. No me supo decir si mi madre biológica quiso darme o que sucedió en realidad, lo que si me dijo que mi madre biológica trabajaría de mucama en la casa de mi padre biológico y quedó embarazada de él, que este hombre estaba casado y tenía hijos, y que por miedo a que yo saliese parecido a mis hermanos y su esposa se diera cuenta, él presionó para entregarme para que la partera me diese un destino lejos de allí. 
En esta parte quiero detenerme y prestar debida atención, enviándoles un mensaje a todos los buscadores y pedirles que reflexionen acerca del prejuzgamiento hacia nuestra madre biológica. Nuestra VERDAD nunca será una verdad COMPLETA porque las variables que rodean a los distintos casos tendrán más suposiciones e hipótesis que hechos comprobables hasta tanto lleguemos al final del camino y correr el velo que se oculta en nuestro pasado. Como lo es en mi caso, pregunto, ¿y si mi a mi madre biológica le dijeron que morí al nacer?¿y si a mi madre la engaño mi padre biológico prometiéndole que cuando se irían a vivir juntos me iban a buscar?, ¿si la partera me robó de algún hospital?, es por esto que existen varias hipótesis que bien pudieron darse y que solo pueden ser reveladas por los actores que participaron en el caso, lo demás es conjetura pura. Por ello es fundamental no apresurarnos y juzgar de antemano hasta tanto no contemos con las EVIDENCIAS, porque es muy fácil demonizar a mujeres jóvenes, indefensas y vulnerables, más aún con mujeres de aquellos años donde ser madre soltera era firmar un certificado de defunción social por anticipado. Tengamos en cuenta el contexto social de las épocas, no seamos drásticos y seamos reflexivos, que la desesperación y la ansiedad no nos lleven a conjeturar por adelantado, no sumen mas drama al drama que ya representa nuestra búsqueda, tampoco los cantos de sirenas que nuestros padres de crianza nos suelen repetir “¿para que buscas, si te abandonaron”? ¿”Así me vas a pagar, si te dimos todo? ,”Nos vas a matar del disgusto”. Estas palabras intentan JUSTIFICAR el error, el ilícito, intentan revertir las responsabilidades y transformar al buscador de VÍCTIMA a VICTIMARIO. No caigan en la manipulación de propios y extraños, no cejen no dejen de tener fe, cuando persiguen una punta y falla, no abandonen, levántense, redoblen la apuesta, no dejen que la mentira se imponga a la verdad, por favor!
Sigo con la historia, entonces nací en la casa de la partera Amelia Castro de Abalo de la calle Concordia en Villa Devoto, Caba, los primeros días de noviembre de 1956. No sé qué pasó conmigo entre ese día, y el que llegué a manos de mi madre de crianza, no lo sé, es un puntos oscuro de mi vida. Quizás me tuvo todo ese tiempo la partera en su casa esperando “colocar” el bebé (yo) en alguna parte. Quizás estuve junto a mi madre biológica, quizás tomé de aquel pecho del que nunca iba a regresar. Quizás, quizás, quizás, siempre será quizás una constante en la vida del buscador, pocos dramas en el mundo suelen ser tan duros y difíciles de sobrellevar como el no saber quiénes somos. 
Finalmente Amelia, la partera, tomó el tren en retiro rumbo a Baradero, yo iba en sus brazos hacia un nuevo destino, el que otros eligieron para mí, el impuesto por extraños, mi derecho ya había sido vulnerado. Amelia me entrega en manos de mis futuros padres de crianza, Lito y Elvira, también estaba quienes iban a ser mis padrinos Gaspar y su hija Martha Barbich, seguramente con rosario en mano y orando por esta “obra de bien y gran acto de amor” que mis padres estaban realizando. Acto seguido partimos rumbo a San Pedro, ciudad ubicada a 30 kilómetros de Baradero con destino a la clínica del “honorable y reconocido” doctor Walter Liljeström. Mi madre de crianza Elvira entró a la clínica con un bulto artificial debajo del vestido simulando un embarazo, entra a las 20 horas a la sala de partos y por una puerta trasera y de forma clandestina entro yo para cerrar el falso alumbramiento. El “honorable” doctor Liljeström refrenda con su firma y sello un certificado de nacimiento donde dice que a las 20.30 y por parto natural nació un varón de 3 kilos, llamado Luis Manuel Verdina, hijo en Elvira Pascuali y Manuel Verdina. Dos días después me anotan en el registro civil de San Pedro con el aval y la firma de dos testigos falsos. En esa época para anotar un bebé en el registro civil hacía falta acompañar el certificado de nacimiento con dos testigos que no sean de la familia. Ese mismo día y para darle un marco católico, apostólico y romano me bautizan en la Iglesia del Socorro, enfrente de la Clínica del “honorable” Liljeström. Ahora “Luisito” tiene una nueva identidad y está bendecido, todo bien, con ese gesto se lavaron las culpas, se logró el perdón, se hizo una buena obra, salvamos a “Luisito” de un futuro aterrador, ¿más aterrador que el día donde me enteré que fui apropiado?, en fin, estoy en condiciones de afirmar que es mucho más aterrador mirarte al espejo todos los días y preguntarte ¿quién soy?, buscar sin encontrar, que los años te quitan cada día que pasa esa posibilidad, eso sí que es aterrador!.
Tres días después mi madre de crianza me presenta en sociedad, “tiene los ojos de la tía”, “la nariz del abuelo”, “el pelo del tío”, y bla, bla, bla, bla. En el momento que entré a Juan B Justo 837 mi cuerpo pasó, pero mi historia quedó en Villa Devoto. Amelia, la partera murió en 1968, está enterrada en la Chacarita, y mi esperanza de conocer más detalles había quedado enterrada en ese cementerio en el cajón donde yacía Amelia.
Luego de 1998, año que me enteré que fui apropiado por voces ajenas a mi familia, no paré de buscar, y en esa búsqueda me enteré que el “honorable” Liljeström había hecho lo mismo con otros 40 bebés entre 1956 y 1966. Que la casa de Amelia, la partera, de noche parecía la avenida Libertador, autos que paraban enfrente de su domicilio donde se bajaban mujeres para abortar o para parir clandestinamente, así hizo el dinero la partera Amelia Castro de Abalo, haciendo abortos clandestinos y vendiendo bebés. La nuera de la partera, Aurora Suárez, una mujer terrorífica, que vivía en la calle Gavilán esquina Terrero de la Paternal, logre ubicarla con la esperanza de que me diera algún dato. La bruja despechada me comentó que había ayudado a su suegra muchos años, que el año que yo nací ella era su “asistente” , que decía recordar vagamente quien era mi madre biológica, que era rubia, de ojos claros, que estaba asustada, que tenía no más de 17 años, que su suegra le cobró un buen dinero a mi supuesto padre biológico, yo me estaba entusiasmando a medida que avanzaba la conversación y le dije “Aurora, ¿si usted se acuerda de todos esos datos acerca de mi madre podrá usted recordar su nombre aunque sea o algún otro dato más preciso?” , me respondió “Ah no no , yo de esas cosas NUNCA me acuerdo”. Le quise medir el cuello pero me contuve, sabía que me mentía que ocultaba algo más. Entre otras cosas que me contó fue que muchas veces se murieron bebés por mala praxis de su suegra, en una oportunidad se quedó con la cabeza del bebé entre sus manos, decapitado, o que una vez pensaron que se había muerto el bebé y cuando regresaron dos horas después el niño se movía. No podía escuchar mas, indudable que estaba delante de un ser siniestro como su suegra, un monstruo. Pensar que las manos de esa hija de puta me trajeron al mundo me hace correr un escalofrío por la espalda cada vez que lo pienso.
Esa es mi historia, la que tengo que llevar sobre mis espaldas todo el día, no intento re victimizarme, quiero dejar un mensaje para concientizar a la sociedad que no es esta historia única e irrepetible, que hay millones de “Luisitos” de distintas franjas etarias, que esta práctica está generalizada, naturalizada y de alguna manera avalada por un sector de la sociedad que a pesar de esto aún piensa que el fin justifica los medios. Todavía hay muchos doctores y parteras como Liljeström y Amelia que operan con total impunidad, todavía hay madres a quienes les roban a sus bebés, o les dicen que se murieron, todavía se apropia en este país de apropiadores.
No obstante, hice de mi dolor una herramienta de lucha, no pude encontrar pero ayudé a encontrar otras personas que ni conozco personalmente, y eso repara, me ayuda a sobrellevar el dolor, alivianar el peso de tanto sufrimiento e impotencia, en cada búsqueda exitosa que participo es como si encontrara mis propios orígenes, tengo la necesidad de hacerlo, no me puedo rendir, tengo las ganas y el compromiso intacto. 
Si hay algún dato que puedas aportar, si sos de Baradero y alguna vez escuchaste que tus padres o abuelos hacer algún comentario acerca de mi caso, te pido que me lo acerques, por más intrascendente que parezca, sabré reservar la confidencialidad de la fuente.

NECESITO QUE COMPARTAS ESTA HISTORIA, TE LO AGRADECERÉ.

“MAS VALE ENCENDER UNA VELA, QUE MALDECIR A LA OSCURIDAD”

LUIS VERDINA , EN BUSCA DE MI VERDADERA IDENTIDAD DE ORIGEN

Contactame: verdinaluis@gmail.com

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